miércoles, 6 de julio de 2011

DeAngelo Casto, el éxito del día a día


And sometimes I can't believe my own feet

So I found another permanent address

Sold the old mattress keeping the changes

Talking to strangers

Escuchando el otro día la canción a la que pertenece dicha estrofa (“Another Permanent Adress” by Chorma Key), no pude dejar de tener la sensación de que en algún fuero interno, parece estar unida al esquivo y cambiante destino al que durante muchos años se encontró abocado el que será protagonista de este texto: DeAngelo Casto.


Para aquellos que no lo conozcan o nunca le hayan visto jugar, estamos hablando de un chico que ya en esta próxima temporada hará su aparición en el baloncesto profesional, tras haberse formado en Washington State. Aunque con una salvedad, porque decidió no cursar su último año y dar el salto antes de lo que le hubiese correspondido.


Como es sabido, su nombre no se llegó a escuchar en ninguna de las dos rondas que constituyen el sorteo; convirtiéndose desde ese mismo instante en un agente libre más... Si ya la decisión de abandonar el College había sido fuertemente criticada entre aficionados y prensa cercana a los Cougars; con el lockout paralizando cualquier escenario dependiente de la NBA, los escaparates en los que mostrarse no serían los habituales, ni en la forma ni en el número.


¿Por qué entonces lanzarse a la aventura?


Cuando a mediados de Abril, hizo su pública su decisión, no dejó lugar a duda alguna pues el contratar a un agente cerraba por completo un posible retorno a las canchas de la NCAA. Era plenamente consciente del paso que estaba dando, sin mirar atrás... Dinero, su razón estaba en los dólares que necesitaba para seguir adelante:


Hay muchas razones, pero principalmente se trata del valor del papel. No es por los coches o por la ropa, hay algo mucho más importante; mi crío, mi hijo... Tengo que ser capaz de cuidarlo y estar pendiente de él; no podría mantenerlo económicamente si permanecía aquí”


Un bebé de diez meses, te cambia la vida... La cual siempre había transcurrido por caminos angostos, más parecidos a ciénagas que a las enormes y asfaltadas avenidas que abundan en los Estados Unidos. Porque tal y como podemos leer a Ryan Feldman en thehoopsreport.com; DeAngelo Casto, no lo ha tenido nunca fácil...


Criado en Sant Louis, con un padre inmerso en el mundo de las bandas y la delincuencia, y una madre anclada en la prostitución y la droga, la inestabilidad y ausencia de cualquier figura o ejemplo a seguir formaron parte de su día a día. Así, no era raro la jornada que Casto pasaba sin comer para que sus dos hermanos pequeños pudiesen hacerlo; e incluso era habitual verlo robar algo de comida en cualquier tienda cuando ya no había otra forma de alimentarse.


Su madre terminaría suicidándose cuando el contaba con siete años de edad, y a partir de entonces, las idas y venidas formaron un paisaje dibujado a trazos gordos e imprecisos; falto de textura, duro, como el futuro que se le presentaba. Pues tras una temporada yendo y viniendo de hogares de acogida, los tres chicos fueron finalmente adoptados, por lo que facturarían sus maletas y escasas pertenencias rumbo a Spokane...


Pero aquello no pondría fin a lo terrible de su infancia; ya que en aquella granja, compartirían techo con otros doce niños; entre más adopciones e hijos biológicos. Nunca vio su hogar en aquel lugar, que el mismo califica de “abusivo”. Así que una vez más, recuperaría parte de su vida nómada, y no era raro verle dormir en casas de amigos, o en el propio instituto. En ocasiones lograba trabajos esporádicos que le permitían costearse varias noches en un motel y seguir ayudando a sus hermanos.


Llegó un momento en el que literalmente estaba viviendo en la calle”


En su segundo año en el Ferris HS, descubriría por primera vez al mundo de la canasta. Tal como y declaraba en un artículo para el portal Hoopsworld:


Siempre he sido alto, pero no llegué al baloncesto hasta mi segundo año. Ahí empecé a pensar que podría ser algo importante para mí; aunque nunca antes había tenido un entrenador o nada parecido”


Pronto comenzaría a conocerse su nombre, más allá de lo complicado que la vida se lo estaba a poner. Pues con su ayuda, logró llevar al centro varios campeonatos estatales (Clase 4A) y a una asombrosa racha de 58 partidos ganados de manera consecutiva.


Aunque todo aquello, estuvo muy cerca de no llegar ni tan siquiera a suceder. Pues su madre adoptiva, justo antes de comenzar su último año en el instituto, decidió trasladarse a Seattle. Por un momento DeAngelo, creyó que las cosas iban a cambiar, que por primera vez disfrutaría de una familia, de alguien en quien apoyarse; pero una vez más fue frustrante... Apenas estuvo dos meses matriculado en el Franklin HS, y no tardó en regresar a Spokane.


Era nuevo y la gente no me quería...”


Esta vez se instalaría en casa de uno de los entrenadores ayudantes, David Rath. Algo que le llegó a costar el perder su “elegibilidad”, y tardar en incorporarse a la competición estatal. Aunque “The Golie”, como le apodaban dada su facilidad para colocar tapones a los rivales, llegaría a tiempo para ayudar a su equipo.


Así, las primeras llamadas de universidades no tardaron en hacer acto de presencia. Gonzaga, Washington, y la que finalmente sería su alma-mater: Washington State. Una elección basada en la imagen que el entonces entrenador Tony Bennet, proyectó sobre él. Donde la familia emergía como parte principal. En la que el chico había entendido al propio coach, como la cabeza visible de aquella estructura familiar que tanto añoraba...


No es de extrañar por tanto, el varapalo sufrido cuando conoció que un año después, Bennett había aceptado una oferta de la Universidad de Virginia. Se sintió traicionado y tardó mucho en asimilar lo que había ocurrido, tanto, que incluso se lo llegó a poner difícil al que iba a ser su nuevo entrenador: Ken Bone. Era el miedo a ser rechazado, a que no lo conocieran, a ser el nuevo otra vez más...


Finalmente, dos años más en la universidad, formando parte de los Cougars, han dado como resultado un podereso PF. Físico, duro y trabajador sobre la cancha. Donde el rebote y la defensa son su argumento, dejando y acostumbrado a que los focos recaigan sobre las estrellas exteriores que el equipo ha tenido últimamente (Klay Thompson, Taylor Rochestie).


I'm a garbage player”


La decisión tomada un par de meses atrás, ya tiene desenlace conocido: DeAngelo Casto jugará en el Antalya turco la próxima campaña. Haciéndose con los billetes que tanto necesita, porque además de su hijo, no se olvida de los que un día fueron aquellos otros niños adoptados con los que compartió techo:


Tengo un hijo y quince hermanos, desgraciadamente no he tenido la oportunidad de tener un entorno familiar; pero ellos me ven todos los días, tengo que cuidarlos"


"Después de vivir en las calles, solo se trata de estar cómodo. No necesito una mansión. Si llega el día en que me lo puedo permitir después de hacer todo lo posible por mi familia, lo valoraré; pero si tengo que vivir en un piso de tres habitaciones mientras apoyo a los míos, voy a tener una gran vida igualmente. Así podré darles lo que yo quería de joven: una figura adulta, alguien que puede demostrar que les importa”


Porque su meta es evidente: alcanzar el éxito del día a día.



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