lunes, 7 de marzo de 2011

Vlad Moldoveanu: canastas desde Bucarest


Cuando uno piensa en baloncesto, Rumanía no es el país europeo por excelencia al que asociamos nuestro deporte. Alejados del primer plano, sin presencia en los grandes eventos continentales desde 1987, únicamente nos han dejado contados ejemplos de su talento al más alto nivel. Y hace ya bastante tiempo desde la última y más importante presencia: George Muresan. Han pasado diez años de su retirada. Los mismos desde que hiciera lo propio “el otro gigante rumano”, Constantin Popa.


Además de su altura y nacionalidad, comparten el hecho de haber dejado su sello al otro lado del Atlántico. Muresan, llegó a ser galardonado con el premio al jugador de mayor progresión cuando militaba en el equipo de la capital estadounidense (Washington Bullets). Por su parte, Popa, se formó baloncestísticamente en la Universidad de Miami, de la que sigue siendo el máximo taponador en su historia.

Pero una década después, y con un estilo diametralmente opuesto, asoma el relevo. Bucarest, puede presumir de ser la cuna donde se meció nuestro protagonista: Vlad Moldoveanu.


¿Quién es Vlad Moldoveanu?

Moldoveanu, ala-pívot de 2,02 metros, es la estrella de American University y se está destapando esta temporada como uno de los mejores anotadores de la NCAA. Con un promedio de 20 puntos por encuentro, alcanzando la treintena o más en un total de cinco ocasiones. Sus 39 tantos ante LeHigh el pasado 8 de Enero, focalizaron la atención de la prensa estadounidense, protagonizando más de un artículo y reportaje televisivo. Pero el éxito actual no es flor de un día, sino que es debido a años de trabajo y sacrificio personal.


Vlad, ha estado pegado a un balón de baloncesto desde el día que nació. Teniendo a la canasta como acompañante allá donde ha estado. El hecho de que su madre haya sido jugadora y entrenadora profesional (actualmente es la presidenta de la Federación Rumana de Baloncesto), puede ser la explicación, pero no es la única; pues una de sus tías, y su padrastro, también se han dedicado profesionalmente al basket. Por lo tanto, a nadie le puede resultar extraño que el presente y futuro del chico esté dentro de una cancha.



Su llegada a Estados Unidos fue temprana, pues tenía claro que además de progresar deportivamente no quería abandonar las aulas. El verano antes de su marcha (2006), dejó muestras de sus cualidades en el Eurobasket u18 (Division II), del que fue nombrado MVP. Y así, con ese galardón bajo el brazo se enroló en el Saint John’s HS, ubicado en Washington DC. Él mismo, cuenta para solobasket.com, cúales fueron los motivos que le impulsaron a cruzar el Atlántico:


“Sueño con jugar en la NBA y pensaba que si jugaba en los EE.UU. desde temprana edad, no sólo me daría mejores oportunidades para conseguirlo, sino que también podría recibir una educación. Siempre he querido seguir con mis estudios, significa mucho para mí y para mi familia hacer eso, porque es así como me criaron. Elegir St.John’s HS fue fácil porque fue el mismo centro al que uno de mis amigos (Andrei Capusan) llegó un par de años antes que yo. Sabía que era un buen lugar y que estarían pendientes de mí”




Dentro de la pista, pronto demostró su valía, y junto con Chris Wright (actual base de Georgetown), formó un fantástico dúo que permitió a los Cadets ser uno de los equipos más potentes de la zona. Lo que sin duda, le ayudó a sobrellevar la lejanía. De este modo recuerda aquella época:


“Me encanta St. John’s, fue genial estar allí, la WCAC –conferencia donde jugaba- es una de las ligas más importantes del país, por lo que me gustaba jugar en esa liga, y conseguir ser uno de los mejores equipos. Era difícil estar lejos de casa, pero opté por hacerlo, con el fin de lograr mis sueños. Yo quería jugar en los EE.UU. y estar aquí, así que tuve que sacrificarme. Es muy difícil en la vida encontrar la situación ideal, estar cerca de casa, el trabajo de tus sueños… “


Una vez finalizado su periplo en el high school, y pese a recibir alguna oferta del profesionalismo europeo, no había ninguna duda que su carrera pasaba por la NCAA. Durante el proceso de reclutamiento, aparecieron universidades como West Virginia o Wake Forest; pero decidió no irse demasiado lejos y aceptar la propuesta de George Mason University. Centro que había saltado a la fama en 2006, tras colarse sorprendentemente en la Final Four de la NCAA, llevando a buen puerto el famoso sueño de la “Cinderella”


Sin embargo, y por primera vez, descubrió como su presencia en un equipo no pasaba de testimonial. Por lo que pese a saborear el “Gran Baile” en su primer año con los Patriots, una vez que la temporada sophomore llegó a su fin, decidió pedir el transfer y “regresar a casa” para enrolarse en los Eagles de la American Unversity. El propio Moldoveanu, explica para solobasket.com lo sucedido entonces: “Pensaba que George Mason, sería una buena opción, porque me gustaban los entrenadores, la escuela y me gustaba el programa que estaban llevando a cabo. Pero se terminó por cumplir que su sistema no era necesariamente el mejor para mi estilo de juego, así que empecé a buscar otras universidades con el fin de encontrar un sistema y un equipo que me diese la oportunidad de mejorar como jugador y también la oportunidad de ganar. Y así me encontré la American University. Adoro estar aquí y ha sido genial para mí. No me gustaría finalizar mi periplo sin ganar un campeonato.”


La American University, está encuadrada dentro de la Patriot League. Con un record de 22-8, la única opción que se les presentaba para alcanzar el March Madness, iba ligada a ganar la conferencia. Pero los Eagles, no pudieron sellar su pase a la gran final, al caer derrotados en semifinales, con una canasta a falta de 0.5 segundos, por Lafayette. Hasta entonces el rendimiento de Vlad, fue vital para que el equipo mantuviese las opciones. Justo antes del comienzo de estas decisivas eliminatorias, nos declaraba lo siguiente:


“Vine aquí para ganar la Patriot League y no lograrlo sería muy decepcionante. Creo que todos los equipos son buenos y tienen la oportunidad de llegar lejos en los playoffs, pero Bucknell ha estado jugando bien toda la temporada y a partir de ahora, sobre el papel, son los favoritos.”


Y sus peores pensamientos, se tornaron en el desenlace final: desilusión y decepción. Toca secarse las lágrimas, sin perder de vista el hecho de que al mismo tiempo, la etapa de Moldoveanu como jugador amateur, toca a su fin. Atrás quedarán cinco años de recuerdos, las bromas de sus compañeros referidas a su acento al hablar en inglés, una vida entre la cancha y las aulas. Y ante sus ojos, aparecerá el horizonte del profesionalismo en forma de agentes, workouts privados, campus pre-draft, Summer Leagues y un largo etcétera. En definitiva, y en pocas palabras: su futuro. ¿Qué piensa Vlad al respecto?...


“Me encantaría jugar en la NBA, ha sido mi sueño desde niño, pero si esa puerta está cerrada, Europa será mi destino. Sería fantástico jugar en España o Italia. Creo que el estilo de juego de la ACB o la LEGA, sin duda, se adapta bien a mis características. Por eso Italia o España serían mis opciones preferidas si hago carrera en el baloncesto europeo”


Pronto, muy pronto, conoceremos cual será su destino.


¿Cómo juega Vlad Moldoveanu?

Nos encontramos ante un 4-3 ó 3-4, cuya capacidad para anotar le define y le destaca. Su mejor virtud está en el lanzamiento exterior, mostrando facilidad para armar el brazo, efectividad en los tiros abiertos y poseer rango de tres puntos; tiene un talento natural para este aspecto del juego. Ofensivamente tiene más cualidades interesantes, pues es un más que decente pasador para la oposición que ocupa, colaborando en la circulación, redistribuyendo y permitiendo la inversión del balón; lo que facilita el encontrar buenas posiciones al resto de sus compañeros. Acostumbrado a ser la referencia ofensiva en las dos últimas campañas, no carece de sentido colectivo y lee bastante bien el momento.


Capaz de jugar de “fuera hacia dentro” o de espaldas al aro. Su versatilidad está muy valorada: por la generación de espacios y las diferentes opciones para atacar la defensa rival. Ya que desde el poste bajo, es capaz de sumar, gracias a suspensiones cortas, y un más que correcto semigancho con la diestra. Aunque es cierto, que tiende a basar su ofensiva al tiro exterior; lo que por momentos puede hacerle dependiente en exceso de su acierto y porcentajes.


Debe mejorar sin embargo en el aspecto físico. No es especialmente rápido, ni fuerte o atlético, su desplazamiento lateral es mejorable, tampoco juega por encima del aro. Lo que sin duda le puede llegar a lastrar y alejarle del primer nivel. Manteniendo cierta relación, podemos extender este comentario, a su trabajo y condiciones defensivas; no es demasiado intenso o agresivo, y mentalmente va a tener que cambiar para adaptarse a las exigencias del profesionalismo. Pues hasta ahora, su rol netamente anotador dentro de los Eagles, y el nivel de la conferencia en la que militaba, no le exprimían en esta parte del juego. En el momento en que se enfrente a exteriores más rápidos o interiores más fuertes, las exigencias serán mayores. Tendrá que dar un paso al frente.


Correcto en el rebote, su aportación puede ser más meritoria desde el puesto de “3”.


Y quizá, la transición definitiva hacia el puesto de alero, puede marcar y tener mucho que decir en sus primeros años como profesional.



Nota: mi agradecimiento a Vlad Moldoveanu por su atención y colaboración.

Good luck!!